GEORGE W. BUSH Y EL �DESTINO MANIFIESTO� DEESTADOS UNIDOS

(Article invited by the Columbian journal La Semana.  Translated into Spanish and published at http://www.semana2.terra.com.co. May issue, 2005.)

Glen T. Martin

Profesor de Filosof�a y Estudios Religiosos, Universidad de Radford en Virginia.   Presidente de la organizaci�n International Philosophers for Peace.    Secretario General de World Constitution and Parliament Association.

George W. Bush y la junta de neoconservadores que actualmente gobierna Estados Unidos sintetizan las fuerzas ideol�gicas que han controlado los destinos de este pa�s desde sus or�genes en el siglo XVIII. Los fundamentos de esta ideolog�a incluyen ideas que pueden ayudar a explicar el curioso y contradictorio comportamiento del pa�s a lo largo de su historia de m�s de 200 a�os. Estos fundamentos, defendidos en variadas combinaciones por muchos de los miembros de la clase dirigente de Estados Unidos, pueden resumirse de la siguiente manera:

(1) Una concepci�n �nica de la Cristiandad Protestante seg�n la cual ellos (y Estados Unidos) no solamente son los abanderados de la civilizaci�n sino que, adem�s, son un instrumento clave en el Plan divino para mover hacia delante la historia hasta llevarla a su meta final

(2) Un papel �nico para Estados Unidos como la naci�n que en la historia del mundo se relaciona con el Plan de Dios (tradicionalmente se habla de este punto refiri�ndose al �destino manifiesto�)

(3) El derecho de la clase dominante de Estados Unidos a acumular inmensas riquezas y poder que los colocan por encima del resto de la humanidad, para lo cual ha sido marcada por el destino (nuevamente, porque dicho destino se basa en la grandeza de su pa�s y en la existencia de un Plan divino que exalta a esa naci�n) y

(4) Un sentimiento racista y etnoc�ntrico de ser superiores al resto de la humanidad en t�rminos de caracter�sticas raciales, en t�rminos de la posesi�n de una forma �nica (y excelsa) de Cristiandad, de su destino manifiesto y de su derecho y capacidad de acumular las inmensas riquezas y poder que los colocan por encima del resto de la humanidad.

George W. Bush y los Neoconservadores representan una condensaci�n de los peores elementos de esa ideolog�a. La Cristiandad de Bush se basa fundamentalmente en el Libro del Apocalipsis (la Revelaci�n) de la Biblia en el cual se plantea una lucha final hist�rica entre las fuerzas de Satan�s (el Mal) y las fuerzas de Cristo (el Bien) la cual concluye la historia tal como la conocemos. En la pol�tica exterior de Bush existen implicaciones que vinculan la religi�n musulmana con esa lucha.

Anteriores juntas de gobierno de Estados Unidos vieron el Mal en las luchas que los pobres libraron con el fin de organizar una vida decente para s� mismos a trav�s de la reorganizaci�n de la econom�a y de las instituciones pol�ticas. Para la clase dominante norteamericana eso era el �comunismo ateo� que destru�a la �democracia�. En este discurso la palabra �democracia� se entiende como el derecho que tienen los ricos (que por ser ricos son superiores) de robar, explotar a los pobres del mundo y utilizarlos del modo que juzguen m�s conveniente.

El sentimiento de �destino manifiesto� en el seno de la clase dominante de Estados Unidos la condujo a formular una doctrina particular de �soberan�a� nacional. El sistema pol�tico de nuestro mundo ha sido durante siglos el sistema de estados nacionales soberanos en el cual cada estado-naci�n tiene igual derecho que los dem�s de controlar sus asuntos internos, as� como el derecho de tener una pol�tica exterior independiente. Debido a ese sistema, los Estados Unidos nacientes (en su expansi�n a trav�s del continente norteamericano) se vieron obligados a tratar a las tribus ind�genas como �naciones soberanas� con las cuales se pod�a establecer tratados en materia de comercio, pol�tica exterior, etc.

No obstante, el destino manifiesto de Estados Unidos consist�a en conquistar el continente (como parte del proceso de barrer los pueblos ind�genas y paganos que all� habitaban). A la luz de este destino, el magistrado de la Corte Suprema John Marshall y otros en 1831 formularon la doctrina de la �soberan�a superior�. Seg�n dicha doctrina todas las naciones son igualmente soberanas; pero Estados Unidos goza de una �soberan�a superior� que le permite romper tratados, invadir otros pa�ses a voluntad e interferir en sus asuntos internos a la vez que les proh�be a los dem�s pa�ses portarse del mismo modo hacia Estados Unidos.

En la actualidad el destino manifiesto proyecta esta doctrina de la �soberan�a superior� sobre todo el mundo. Estados Unidos tiene el derecho de interferir en los asuntos internos de todos los gobiernos del mundo, otorg�ndoles una inmensa ayuda militar a gobiernos que violan los derechos fundamentales de sus ciudadanos (como en el caso de Colombia, Chile bajo Pinochet, Egipto, El Salvador, Guatemala e Indonesia), o de interferir en elecciones (como en Italia despu�s de la Segunda Guerra Mundial, en Cuba antes de 1959, en Nicaragua y en Venezuela actualmente). Estados Unidos tiene el derecho de bombardear o invadir pa�ses en todo el mundo a su voluntad (como en Nicaragua en los a�os 80, Vietnam, Camboya y Laos en los a�os 60 y 70, Yugoslavia en 1998, Afganist�n e Irak en la actualidad).

El capitalismo monopolista mundial trabaja de la mano con el sistema imperial de estado naci�n. El destino manifiesto de Estados Unidos no solamente involucra una concepci�n del papel de Estados Unidos en la lucha contra el �Mal�, sino que tambi�n consiste en el destino manifiesto de Estados Unidos de dominar al mundo. El gobierno imperial de Estados Unidos tambi�n tiene que promover la riqueza y el poder de su clase dominante a expensas del resto del mundo.

En la actualidad esto se denomina �libre comercio� globalizado que est� desarrollando un conjunto de instituciones econ�micas globales (a trav�s de la Organizaci�n Mundial del Comercio, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los acuerdos regionales de libre comercio) gracias a las cuales las empresas multinacionales norteamericanas colonizan el mundo, controlando a la vez el proceso de producci�n de riqueza y los recursos naturales del mundo al servicio del incremento ilimitado de su propia riqueza y su poder.

En la actualidad, y a lo largo de la historia de Estados Unidos, ha habido luchas internas en las cuales ha habido oposici�n contra esta ideolog�a y sus tr�gicas consecuencias humanas para el resto del mundo. Sin embargo George W. Bush y los Neoconservadores son despiadados y no se detendr�n ante nada en su impulso por promover la absoluta dominaci�n del mundo por parte de Estados Unidos.

En la opini�n de este escritor, ellos mismos tramaron los terribles acontecimientos del 11 de septiembre con el fin de justificar su toma del poder en Estados Unidos y promover su plan de dominaci�n global. La �nica fuerza que podr�a opon�rseles y detenerlos ser�a un movimiento mundial que reuniera a la gente y a las naciones de la Tierra que son partidarias de un gobierno mundial democr�tico que no se basara en la fuerza militar.